¿Qué hace una persona como tú en una carrera como esta?

Eso. ¿Qué haces estudiando periodismo cuando podrías estar estudiando otra carrera mejor? No es la primera vez que lo escucháis, ¿verdad? Se repite la misma pregunta siempre. Desde que decidiste que esto iba a ser tu futuro. Tú, el chico que venía de lejos. Tú, la chica que vivía más cerca. Ese día que dijiste en casa qué ibas a estudiar. El día que tus padres se atragantaron con la comida.

Te han mirado mal desde que pusiste el pie por primera vez en al facultad. Esa facultad que se caía a pedazos. Donde se grababa en analógico y muchas veces no podías comer porque la cafetería estaba cerrada. Pero fue esa facultad donde aprendiste a contar historias. Donde preferiste saltarte una clase para pasar un rato más en la radio.

Te han dicho eso de “ya te enfrentarás a la realidad cuando salgas de la carrera”. Te han dicho eso a ti, que trabajabas por las mañanas e ibas a clase por las tardes. Porque no todo es azúcar, claro. Tanto dulce acaba siendo empalagoso y en la guerra a veces se pierde. Y hay que saber equivocarse.

“La profesión más bonita del Mundo” a veces no lo es tanto. ¿Y qué? ¿Acaso el médico es feliz 24 horas al día por el hecho de ser médico? ¿Y el ingeniero? ¿Y el filólogo? Pues claro que no. No eres feliz por haber estudiado una cosa u otra. Eres y serás feliz por tus acciones. Y ayudar a una sola persona al escribir su historia es motivo para serlo.

Desde el día que elegiste la carrera ya intentaron censurarte. Cuando aún no habías empezado, todos a tu alrededor sabían que te estabas equivocando. Supongo que es el gran problema de este país: hablar más de la cuenta. Esos prejuicios, tópicos y estereotipos que aprendiste en clase de redacción. Ya los estabas viviendo antes de empezar. Pero tú, chica que venía de lejos, y tú, chico que vivía cerca, decidiste hacer lo que realmente te gustaba. Contar historias en vez de números u operar a una sociedad que agoniza en lugar de a una persona.

Tú, que estás leyendo esto, dignifica la profesión. Tú, no te bajes los pantalones ante el poder. Tú, que estás pensando que soy un idealista, piensa en utopías. Eres necesaria para defender a aquellos que no confiaron en ti de los abusos políticos. Eres necesario para cambiar la educación de esta sociedad que no conoce el periodismo. El de verdad.

Feliz día, periodistas.

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