El auge de la música verde
- danidominguez95
- 19 ene 2017
- 2 Min. de lectura
Tengo en mis manos dos manifiestos ecologistas. No son folios impresos, son discos. Dos discos publicados en 2016. Uno se llama Viridarquía y el otro Destrozares. Lágrimas de Sangre y Robe Iniesta, respectivamente, son sus autores. Dos títulos con palabras inventadas. Dos discos que hablan de la misma realidad comprobable. La misma tesis: nos estamos cargando el planeta.

El ecologismo parecía uno de los grandes temas olvidados por la música. La música reivindicativa, valga la redundancia. Sin embargo, en 2016 ha calado hondo. Somos unos salvajes que matamos todo lo que tocamos. Ambos discos comparten fórmula: o nos concienciamos o desaparecemos. Por el bien de todo lo que nos rodea.
Viridarquía, como decía, es una palabra inventada. “El gobierno de lo verde” según sus autores. “Es una especie de reivindicación de lo natural en tiempos de cemento y plástico”. La letra de Carta abierta es directa. Al igual que el videoclip. En él, personas con caretas de animales persiguen a los humanos para matarlos. Un universo paralelo “donde que toros maten personas sea la nueva cultura”. Una dictadura en la que la madre naturaleza sea nuestro “verde verdugo”.
Dijo Robe que para entender que significa Destrozares hay que escuchar la canción. “Yo no sé que significa”. Sin embargo, sí tenía claro lo que son las Canciones para el final de los tiempos. “Solo tienes que mirar alrededor. Estamos acabando con los recursos y dejando el planeta hecho una mierda”.
El ombligo blanco no quiere dejar de ser el centro de todo. Le gusta lo que tiene cerca, pero también lo que está más lejos. Le da igual. Se cree el dueño de todo aunque no le pertenece nada. “He perdido el interés en la puta humanidad, creo que lo mejor será una guerra nuclear”, canta Robe.
La música vuelve a ser un arma para despertarnos de la letarguía. El mejor cóctel de realidad para aquellos que tienen una venda en los ojos. Si no quieres ver lo que tienes alrededor al menos lo vas a escuchar. Somos esos mamíferos bípedos cínicos de los que habla Lágrimas de Sangre. Una enfermedad demasiado dura para el planeta.
Pensad en mañana como dijo Robe. “Me imagino dentro de 50 años gente diciendo: ¿quiénes eran esos tipos que vivieron en esa época y que lo dejaron todo hecho una puta basura? Si queda alguien, claro.”
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